miércoles, 9 de junio de 2010

A LOS MAESTROS CALIXTINOS

REFLEXIONES IGNACIANAS


Al maestro calixtino
Por Alejandro M. Rodríguez V.


Recorriendo imaginariamente las aulas de este centenario colegio desde mis épocas de estudiante hasta hoy, voy recordando entre dibujos, ecuaciones, pentagramas, verbos y deportes a las pléyades de dignos maestros que han pasado por ellas, quienes junto a administrativos y personal de apoyo han formando varias generaciones de calixtinos y calixtinas, hombres y mujeres que a lo largo de los años ya forman parte de las páginas de la historia de nuestro país.

Soñadores, creativos, comprometidos con su trabajo, con la palabra exacta en la boca y dispuesta en el momento preciso para dar consuelo al niño, al adolescente o al joven que se acerca a ellos en busca del afecto, del cariño muchas veces no encontrado en su propio hogar. Capaces de transmitir no sólo conocimientos, sino sobre todo compartir experiencia de vida, experiencia de Dios. El estilo de Ignacio de Loyola, quién hace más de cuatrocientos cincuenta años pensó que una educación basada en el amor y el servicio era el único camino para construir una humanidad más justa, hoy sigue presente en las aulas calixtinas gracias a un equipo de maestros y maestras capaces de encontrar el equilibrio perfecto entre lo académico y lo humano, siendo padres, maestros y consejeros a la vez; noble y sacrificada labor.

Frente a un mundo cambiante, frente a una realidad confusa entre el bien y el mal está siempre presente la imagen firme del maestro calixtino, con sus virtudes y defectos, con sus luces y sus sombras, pero siempre con una actitud, que utópica y contradictoria, aún continúa siendo apostólica. Utópica porque tiene como estandarte la igualdad en una sociedad injusta y mercantilista en el que la oferta y la demanda ha convertido la dignidad del hombre en el simplemente encontrar un trabajo para subsistir e intentar satisfacer las demandas del consumismo; Contradictoria porque frente a un mundo relativista, en el que el proyecto de vida de la juventud se basa en el aquí y el ahora, habla de principios, valores y compromisos a largo plazo, compromisos con un proyecto de transformación del mundo; Apostólica porque transforma el aula en un espacio de interacción y crecimiento donde olvida el problema personal entre las voces, murmullos y travesuras de sus alumnos, pero también en un espacio de reflexión en el que los estudiantes se sientan impulsados a actuar de acuerdo a criterios éticos y cristianos.

Eres tú maestro calixtino, al igual que muchos maestros en el mundo, el que cada mañana encomiendas a Nuestro Señor el cuidado de tus propios hijos porque Él te encomendó la hermosa misión de cuidar y educar hijos ajenos.

A Jesús se le honró y se le llamó Maestro y así como sus discípulos fueron por el mundo enseñando lo que Él se había mandado, tienes la misión de reunir a tus alumnos en la clase y tener la habilidad y destreza de enseñar que la transformación del mundo depende de la actitud que cada uno disponga frente a su propia vida, enseñarles y contagiarles el misterio de encontrar a Dios en todas las cosas.

En tus manos está transformar la realidad del mundo. En tus manos está simplemente “pasar” por la vida de tus alumnos o trascender en ellos y permanecer en el tiempo como un ejemplo de amor, sabiduría y fortaleza.

En tus manos está el maestro/a que deseas ser.